¿Quién es el verdadero dios de la guerra?

Escrito por: Equipo GOG

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¿Alguna vez te has preguntado quién es el verdadero dios de la guerra en la mitología griega? ¡Te sorprenderá saber que no hay un solo God of War, sino varios! En este artículo, exploraremos los diferentes dioses de la guerra en la mitología griega y sus características únicas. Entonces, ¡sumergámonos y descubramos quiénes son estas poderosas deidades!

Ares - El sanguinario dios de la guerra

Ares: el feroz dios de la guerra en la mitología griega


En el elaborado tapiz de la mitología griega, Ares destaca como un hilo conductor particularmente vívido. Reconocido como el dios de la guerra, su nombre por sí solo evoca imágenes de campos de batalla, guerras furiosas y soldados enfrentados. Nacido de Zeus, el rey de los dioses, y Hera, la reina, Ares heredó un linaje de poder. Sin embargo, fue su propia naturaleza, un amor profundamente arraigado por la batalla y el conflicto, lo que realmente lo definió.


A primera vista, uno podría ver a Ares como la encarnación de la gloria en la batalla. Adornado con una imponente armadura, su presencia en el campo de batalla era inconfundible e innegablemente dominante. No era sólo un observador pasivo; Ares se deleitaba en el corazón mismo de la batalla, lideraba ejércitos y, a menudo, era el catalizador de guerras y escaramuzas. Esta pasión por la guerra era tan profunda que incluso sus hijos, como Fobos (Miedo) y Deimos (Terror), personificaban elementos de la guerra.


Sin embargo, los mismos rasgos que lo convirtieron en un dios formidable también llevaron a su impopularidad entre las demás deidades. En los grandes salones del Monte Olimpo, Ares era a menudo objeto de desdén. Su impulsividad, combinada con una insaciable sed de derramamiento de sangre, lo convirtió en una fuerza volátil. Mientras que dioses como Atenea representaban la guerra estratégica y eran reverenciados por su sabiduría, Ares era el lado crudo y desenfrenado de la guerra: el caos que sobreviene cuando la estrategia da paso a la pura violencia. Su naturaleza impredecible a menudo resultaba en confusión, lo que lo convertía en un aliado poco favorable incluso en conflictos divinos.


Sin embargo, a pesar de toda la aversión que enfrentó, no se puede subestimar el papel de Ares en la mitología griega. Como deidad principal de la guerra, resumió las brutales realidades de las batallas antiguas. Para los guerreros que le rezaban, él no era sólo un dios; era un símbolo de la fuerza necesaria para enfrentar a los enemigos y la resistencia necesaria en medio de la guerra.

En muchos sentidos, Ares es un reflejo de la dualidad de la guerra misma. Si bien su sed de sangre y su fervor representan la devastación y la destrucción que traen las guerras, su espíritu inmortal ejemplifica el coraje y el vigor de los soldados. Aunque no es el más querido, sigue siendo una figura perdurable en la mitología, que nos recuerda el poder puro y el caos inherentes a los conflictos humanos. A través de Ares, la mitología griega ofrece una comprensión matizada de la guerra, retratando tanto su feroz poder como el desdén que a menudo incita.

Athena - La diosa sabia de la guerra

Atenea contra Ares: las dobles facetas de la guerra y la sabiduría


En el panteón de los dioses griegos destacan dos deidades especialmente cuando hablamos de guerra: Ares y Atenea. Si bien ambos están profundamente conectados con el ámbito de las batallas y los conflictos, el enfoque y la esencia de cada uno son marcadamente diferentes.


Ares, el descarado dios de la guerra, encarna la energía pura, el caos y la ferocidad de la guerra. Representa los instintos primarios de la batalla, la sed de sangre y el impulso incontrolable de conquistar. Por otro lado, Atenea, aunque también se asocia con la guerra, presenta un conjunto diferente de atributos que se extienden más allá del campo de batalla.


A diferencia de Ares, Atenea no era sólo una diosa guerrera; también era el símbolo de la sabiduría, el conocimiento y la estrategia. Cuando uno piensa en Atenea, imagina una deidad que supera a sus oponentes, usando su intelecto para encontrar soluciones, evitando a menudo un derramamiento de sangre innecesario. Es esta inteligencia, junto con sus habilidades marciales, lo que la convirtió en una fuerza formidable. En muchos relatos mitológicos, la participación de Atenea en las batallas no estuvo marcada por pura fuerza sino por estrategia, ayudando a héroes y ciudades-estado a salir victoriosos mediante una planificación y previsión astutas.


Aparte de sus habilidades marciales, Atenea tenía un lado más suave y cariñoso, especialmente evidente en su patrocinio de las artes y la artesanía. Esta combinación única de guerrera y artista se resume en la forma en que a menudo se la representa: con una lanza que simboliza su aspecto guerrero en una mano y un huso, que representa su patrocinio de la artesanía, en la otra. Esta dualidad la convirtió en una deidad completa, lo que demuestra que la guerra y la paz pueden coexistir y que uno puede sobresalir en ambos reinos.


El papel de Atenea se extendió aún más como protectora de las mujeres. En un panteón y una cultura donde las deidades femeninas a menudo eran eclipsadas por sus homólogos masculinos, Atenea se destacó como un faro de empoderamiento femenino. Ella representaba la idea de que las mujeres podían ser fuertes y sabias, que tenían derecho a dedicarse tanto a actividades intelectuales como marciales, y que debían ser reverenciadas y respetadas por estas cualidades.


En conclusión, si bien Ares y Atenea tienen su lugar en el dominio de la guerra, sus metodologías y atributos contrastan marcadamente. La combinación de sabiduría y destreza marcial de Atenea, junto con su énfasis en las artes, la artesanía y el empoderamiento femenino, la convierte en una deidad multifacética. Ella es un testimonio de que la guerra no se trata sólo de fuerza bruta, sino que la estrategia, el intelecto y la comprensión desempeñan papeles cruciales a la hora de determinar sus resultados.


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Enyo - La Diosa de la Destrucción

Enyo: la diosa de la guerra pasada por alto en la mitología griega


En el complejo tapiz de la mitología griega, donde gobernaban de forma suprema dioses y diosas con diversos poderes y dominios, una deidad a menudo queda eclipsada a pesar de su importante papel. Esa deidad es Enyo, la feroz Diosa de la Guerra.


Al igual que su homólogo más conocido, Ares, Enyo prosperó en el campo de batalla. Pero mientras Ares representaba el valor y el lado estratégico de la guerra, Enyo era la encarnación de la destrucción, el caos y el derramamiento de sangre de la guerra. Cuando las ciudades antiguas fueron arrasadas y cuando las batallas dejaron paisajes desolados, se decía que Enyo se deleitaba con la pura devastación.


No sorprende que frecuentemente la emparejaran con Ares, el principal dios de la guerra. Formaban un dúo formidable, con Enyo acompañando a Ares en cada conflicto, grande o pequeño. Su sinergia era palpable, ya que Enyo alimentó la rabia y la ferocidad que Ares aportaba a cada enfrentamiento.


Sin embargo, a pesar de todo su poder y presencia, Enyo sigue siendo una figura no tan celebrada ni reconocida como otras deidades en los relatos populares de cuentos griegos. Las razones de esta relativa oscuridad son múltiples. El panteón griego contaba con varias personalidades dominantes asociadas con la guerra. Atenea, por ejemplo, representaba la sabiduría y la estrategia detrás de los esfuerzos militares, mientras que Ares simbolizaba la naturaleza física y brutal de la guerra misma. Intercalada entre figuras tan imponentes, la identidad distintiva de Enyo a menudo quedaba mezclada o eclipsada.


Sin embargo, relegar a Enyo a un segundo plano contradice el aspecto crucial que aporta a la mitología griega. Ella sirve como un recordatorio del caos inherente y la imprevisibilidad de la guerra, aspectos de los que ni siquiera los guerreros más experimentados pueden escapar. Ella encarna las duras realidades y el lado más oscuro de los conflictos que a menudo se omiten cuando se cantan alabanzas al valor y al heroísmo.


Comprender el papel de Enyo en la mitología griega proporciona una perspectiva más completa de la percepción griega antigua de la guerra. Mientras que Ares y Atenea son famosos por sus respectivos reinos en combate, Enyo sirve como una representación de advertencia de las devastadoras consecuencias de la guerra.


Al final, la mitología griega es una narrativa rica e intrincada, repleta de personajes multifacéticos y cuentos entrelazados. Para apreciar verdaderamente su profundidad y sabiduría, hay que profundizar más y descubrir los roles de deidades menos conocidas como Enyo. Sólo reconociéndola podemos comprender todo el espectro de emociones, desde la gloria hasta el dolor, que la guerra trajo a los antiguos griegos.